jueves, 5 de noviembre de 2009

Molinos sobre el horizonte

La alegoría de un sello de Correos ha sido el motivo que me ha inducido a escribir estas líneas. Cuando esta mañana he salido del estanco y he visto la referencia a las energías renovables en ese pequeño trocito de papel que acababa de adquirir, algunas ideas han pasado por mi mente. Tal vez fueran grandes batallas, personajes ilustres, o cualquier conmemoración histórica, los motivos que protagonizaban la filatelia española hace décadas, pero hoy no. La imagen era de progreso, de una sociedad concienciada con la necesaria apuesta por un desarrollo sostenible, ese sello reflejaba la España que mira al futuro, pero con los pies pisando ya el siglo XXI.

La industrialización española, al igual que la mayoría de los países desarrollados, se apoyo durante los dos últimos siglos en materias con un gran potencial energético para ese momento, y con una relativa accesibilidad, pero sin analizar en ningún momento lo que supondría su uso durante un largo periodo de tiempo. Ahora somos conscientes, cuando nos hemos convertido en esclavos de ese excesivo consumo energético y de sus consecuencias negativas para nuestro entorno. Y es en las últimas décadas cuando se ha puesto la mirada en nuevas formas de conseguir energía, planteando la necesidad de buscar fórmulas que no contaminen.

Al hilo de ello recuerdo la magnifica conferencia a la que asistí hace unos meses, por parte de Jesús Martínez, Doctor en Ciencias Físicas, en el marco de un Foro Progresista que se celebró en Andalucía. En su intervención no solo nos hizo un diagnostico de cual había sido la evolución y las proyecciones de cambio climático que padecería nuestro planeta, sino que se centró en las repercusiones para nuestra región. El calentamiento global provocaría la subida del nivel del mar haciendo desaparecer nuestra franja de litoral, llegando a inundar el Valle del Guadalquivir, y desertizando el resto de nuestro territorio. Las previsiones, de continuar a este ritmo, son de lo más pesimistas, pero es a lo que nos enfrentamos de no poner punto y final al crecimiento insostenible que hemos alcanzado.

Y con su tono desenfadado nos trasladó a una Andalucía que desea perdurar como ese paraíso que reúne diversos climas, paisajes naturales, y donde multitud de especies animales y vegetales habitan. Una Andalucía que asombraría al mismísimo Don Quijote, quien seguro, en lugar de espanto, esbozaría una sonrisa al ver un ejército de gigantes campeando por nuestros campos. Si La Mancha fue testigo de las alucinaciones de Don Quijote, ahora es nuestra tierra uno de esos lugares en los que Don Quijote constataría la bondad del género humano.

Pensando en el legado que moralmente estamos obligados a dejar a las generaciones venideras -o en las consecuencias a muy corto plazo, para quienes viven en el egoísmo-, sentimos la necesidad de convertir en realidad ese escenario quijotesco en el que los molinos inundan el paisaje. Pero no contento con ello, Jesús Martínez también nos inspiro a plantar nuestra tierra con huertos, huertos solares. Y continuó mostrándonos unas costas en las que en lugar de volcar nuestra contaminación, extrajéramos la energía de las mareas. Una sociedad donde nuestra basura en lugar de perjudicar se convierte en biomasa, una nueva fuente de energía no contaminante.


Han sido todo un cúmulo de recuerdos los que se han echo presentes en mi mente cuando he visto ese trocito de papel haciendo referencia a las energías renovables. Y al levantar la mirada y mirar a mi entorno he sido consciente de la realidad que me rodea. Una realidad en la que cada vez más nuestra región apuesta por las energías renovables, situándose como un referente a nivel internacional, disminuyendo cada vez más nuestra dependencia energética de otras materias como el carbón o el petróleo. La Andalucía que mira al futuro es la que apuesta, y debe seguir apostando cada vez más por esa riqueza con la que ha sido obsequiada en forma de sol, viento, mareas...

Pero también tiene la obligación de presionar para que ese modelo sostenible se extienda, tanto hacia el exterior, a otras comunidades autónomas, y a otros países, como hacia el interior. No podemos mirar perplejos mientras los gobiernos de algunas de nuestras ciudades continúan adquiriendo vehículos contaminantes, apostando por el coche como medio de transporte, sin llevar a cabo planes de ahorro energético, sin aplicar la utilización de energías renovables, etc.

Ciudades como Granada ven cada mañana como una nube gris se forma sobre ella, una nube que los responsables locales ensimismados en sus despachos no ven, pero que desde las almenas de Sierra Nevada comprobamos como ensombrece nuestro futuro. Por ello quizás sea nuestra responsabilidad, la de las personas, provocar ese cambio de mentalidad en las mentes de quienes rigen el destino de nuestras ciudades.

3 comentarios:

lorquiano dijo...

Es necesario un cambio de actitud a nivel mundial para que los problemas de medio ambiente empiecen a dejar de serlo, no hay baritas magicas para ello, solo que la humanidad deje de cargarse el mar, el cielo y la tierra. Todos tenemos que aportar un poco o un mucho segun en el sitio que desarrollemos nuestra actividad, a un ciudadano no se le`puede pedir la misma responsabilidad que un politico.
Dicho esto no se si me has visto en Fagebook soy de Loja y sacialista me gusta tu forma y tu actividad, es hora que tengan las pilas puestas los nuestros, todos los que tengan responsabilidad, deben dar el ejemplo de austeridad en este tiempo y atajar esta crisis con enenergia y buen criterio, de la opocicion se puede esperar poco, por otra parte la responsabilidad mas cercana es la nuestra.
En fin gusto estar aqui en tu blog y espero tu amistad y ser compañero en nuestra ilusion socialista.

Morería dijo...

Todo lo que escribes está muy bien, pero ¿que hacen los políticos por ejemplo, en materia de transporte público?

El gobierno ha rescatado a los concesionarios, a los fabricantes de automóviles, y ¿qué ha hecho por el trasnporte público?

España tiene una red deficitaria de transporte público, de ferrocarriles, obligando a los particulares a invertir en elementos de transporte que contaminan infinitamente más que el transporte público y a realizar una inversión periódica (pongamos cada 10 años) en esos elementos. Entre la hipoteca para la casa y el prestamo consumo para el coche, estamos entrampados hasta el fin de los días.

Madrid, no es que sea un ejemplo, hay otros más interesantes a nivel de ecotransporte en Europa, pero a nivel de transporte público y tras las críticas recibidas por su endeudamiento, dispone de la mejor red de transporte público de Europa y me atrevería a decir del mundo.

Los esfuerzos de la administración pública deberían de ser los más importantes a la hora de incentivar el transporte público, pero los intereses económicos hacen que los gobiernos, tanto socialistas como populares, miréis para otro lado beneficiando a los de siempre.

Respeto su post, pero viendo las acutaciones de su partido en materia medio ambiental, no se como puede creerse sus propias palabras.

Un saludo.

Javier Callejón dijo...

Como bien dice Lorquiano, la responsabilidad de la clase política debe ser mayor, aunque también la sociedad en general tiene que adquirir conciencia respecto a un tema tan delicado como nuestro medio ambiente.

Y el comentaro de Morería hace referencia al impulso que se le ha dado a la industria del automovil durante los últimos meses desde el Gobierno de España, pero creo que tenemos que reconocer -y seguro Morería lo compartirá- que ante la situación de crisis económica en la que nos encontramos a veces debemos tomar medidas a corto plazo que sustenten nuestro sistema. Los efectos económicos de la crisis y el aumento del desempleo es algo que queremos atajar, pero eso no significa que nos olvidemos de la apuesta por nuevos medios de transporte más sostenibles.

Como muestra de lo anterior dos datos: España está construyendo la mayor red de alta velocidad ferroviaria del mundo, lo que nos situará al final del plan, en 2020, como el país con más kilómetros de líneas.

Y en segundo lugar me gustaría señalar la política de transporte público colectivo que realiza la Junta de Andalucía, la cual se encuentra en la actualidad desarrollando distintas formas de transporte público en nuestras áreas metropolitanas -metros soterrados y en superficie, carriles bici, tranvías, cercanías, etc.-

Y gracias a ambos por vuestras aportaciones.

Blogosfera Progresista