Creo que el título de esta entrada define claramente como concibo la nueva campaña que ha presentado la Conferencia Episcopal. Si hace un par de post y demasiados meses fue Un enfado por la Igualdad el que me llevo a escribir aquellas líneas en las que mostraba como no concebía el pensamiento retrogrado en los albores del siglo XXI, hoy son también actitudes como la mostrada por la Iglesia las que me llevan a expresar mi rechazo.
Son distintas las formas por las que se puede expresar una idea, distintas las técnicas publicitarias, y aún más amplia la imaginación de cualquier agencia para trasladar a la ciudadanía una campaña que muestre el rechazo al aborto. Pero creo que en esta ocasión no ha sido muy acertada la comparación: niños con animales.
La campaña que se encuadra en la celebración de la Jornada por la Vida que tendrá lugar el próximo 25 de marzo no escatima en medios. En tiempos en los que para la mayoría de la población hacer frente a la crisis económica se convierte en una prioridad, la Conferencia Episcopal ha anunciado la contratación de 1.300 vallas publicitarias en 37 ciudades, y la edición de 30.000 carteles y 8 millones de dípticos. Una auténtica acción propagandística contra un proyecto, el de la nueva Ley del Aborto, que hace olvidar a la Iglesia que tipo de Estado es España.
A mi parecer, y creo que en la lógica de la mayoría de la ciudadanía, la religión pasa al plano priado de las personas en el momento en el que España deja de declararse como un Estado católico. En este sentido creo que el legislativo tiene la obligación de producir un cuerpo de normas conforme a los valores de nuestra sociedad. Convivimos un conjunto de personas de distintas religiones, como las cristianas, musulmana, judía, y también agnósticos o ateos.
No podemos supeditar nuestras normas a aquello que dicte la jerarquía eclesiástica, ninguna jerarquía, condicionando de este modo la libertad del resto de la ciudadanía. Es más, creo que el principio sobre el que deben legislar nuestras Cortes es el de ampliar los derechos y libertades de la ciudadanía, teniendo como límite el respeto a la libertad del otro. Pero quizás eso sea algo ajeno a una organización donde la mujer siempre ha ocupado puestos residuales en la pirámide de poder.
Y por ello considero que después de más de dos décadas era momento de abordar una reforma legislativa como esta, pero además creo que la formula ha sido adecuada, porque en lugar de mantener negociaciones con la Iglesia –pese a que esa perdida de peso político les fastidie- ha sido una comisión técnica la que ha emprendido el estudio de un texto que nos equipare con Europa, garantizando la seguridad tanto de la mujer como de los profesionales.
Me alegra que en la actualidad las cosas vayan cambiando y la igualdad comience a ser una realidad en algunos aspectos. Entre otros en la libertad de cada persona para decidir sobre su persona, y en el caso que nos ocupa, en la libertad de la mujer a decidir sobre su cuerpo. Es un tema sobre el que surgen muchas dudas, en especial cuando comenzamos a abordar los aspectos más técnicos, pero para ello, me permito haceros una recomendación:
La mesa redonda que se celebrará hoy martes, 17 de Marzo, a las 19:00, en la sede de la Fundación Euroárabe de Granada (C/ San Jerónimo 27). Esta mesa redonda organizada por la Plataforma Pro-Derecho al Aborto debatirá el tema de la legislación del aborto bajo el título
¿Qué tipo de Ley necesitamos?
Y en la que participarán:
Natalia Enguix Martínez. Comisión Pro-Derecho al Aborto
Nadia Cid Bullejos. Colectivo de Mujeres Juristas
Maria Arnedo Casposo. Profesora
Esperanza Castro López. Sexóloga y Psicóloga, Centro de ETS
Francisca García Granados. Directora de la Clínica Ginegranada y Vicepresidenta de la ACAI
Josefina Jiménez Betancor. Acción en Red. Comisión Pro-Derecho al Aborto
Antonia Calpena García. Matrona, Servicio de Medicina Fetal en el Hospital Materno Infantil de Granada