Hoy somos muchas las personas que participaremos en las distintas convocatorias del Primero de Mayo, Día del Trabajo. Habrá para quien esta celebración traiga la nostalgia de tiempos pasados, o para quien sea la máxima expresión festiva de la izquierda proletaria, y también quien considere este día el de la reivindicación de los derechos laborales. Sea como fuere es un día de en el que se desarrollaran medio centenar de manifestaciones convocadas por los sindicatos mayoritarios –UGT y CCOO-.
Pese a lo anterior me vienen a la cabeza distintas reflexiones. En primer lugar, deberíamos reconsiderar en que momento político nos encontramos, ¿es momento de celebrar o de reivindicar? Podemos encontrar muchos puntos de vista, quizás tantos como personas asistan, pero a mi parecer nos encontramos en un momento que nos obliga a situarnos entre dos aguas. Tanto considero que debemos celebrar que disfrutamos de Gobiernos socialistas, preocupados por las clases medias-bajas, por la igualdad de género, por la estabilidad laboral, etc. Como también creo que debemos aprovechar un día como este para hacer una llamada de atención a quienes tienen responsabilidades políticas para que vigilen el avance de la igualdad, luchen contra la precariedad laboral, contra la siniestralidad que acaba con las vidas de quienes trabajan, etc.
Y por supuesto, consideremos el escenario internacional que lleva a España a una ralentización en el crecimiento económico, o dicho de otra manera, que vamos a frenar dejando de producir empleo y reduciendo el poder adquisitivo. Ante estas situaciones siempre la perjudicada es la clase trabajadora que ve como el empresariado mantiene o aumenta sus beneficios a costa de los derechos y el bienestar del proletariado. En este sentido desde el Gobierno de España se debe encaminar la acción a impulsar las mejoras para los trabajadores en la negociación colectiva, a garantizar la prestación del mayor número de servicios públicos, a controlar la llegada de mano de obra extranjera que en momentos en los que se reduce el empleo pueda desequilibrar el mercado, a proponer ayudas que permitan a las familias afrontar el momento económico con soltura. En definitiva a trabajar por las clases trabajadoras.
Pero también quiero resaltar un elemento sin el cual trabajadores y trabajadoras no podrán reclamar ni derechos ni mejoras en las condiciones laborales, me refiero al cimiento sobre el que se asienta la izquierda trabajadora, es decir, la conciencia de clase y la acción colectiva. El actual modelo social en el que vivimos, con la gran influencia que sobre las personas ha ejercido el modelo estadounidense –inspirado en los valores protestantes-, el individualismo que nos contagia y nos lleva a la pura competitividad dejando de lado la solidaridad, o el sometimiento que existe al imperio de lo superfluo –marcas, dinero, posición…- Todos estos elementos nos llevan a encontrar un colectivo de personas trabajadoras que actúan sin ninguna conciencia de clase salvo en ocasiones aisladas.
Y me pregunto: ¿Cómo podemos esperar mejoras para la clase trabajadora cuando no tiene el poder, que le otorga la acción colectiva, para presionar? ¿Habrá triunfado el capital en su lucha contra el proletariado al conseguir desmovilizarlo e imlantar el individualismo? ¿Estamos en el comienzo del declive social de las clases trabajadoras? ¿Regresamos a los primeros momentos de la industrialización, cuando las jornadas eran interminables, las condiciones laborales pésimas, y los beneficios para quien trabajaba apenas le permitían subsistir?
Elementos para la reflexión, y preguntas para responder que no me gustaría se quedaran sin comentar. Y no puedo finalizar esta entrada sin repetir la famosa frase de Karl Marx:
Pese a lo anterior me vienen a la cabeza distintas reflexiones. En primer lugar, deberíamos reconsiderar en que momento político nos encontramos, ¿es momento de celebrar o de reivindicar? Podemos encontrar muchos puntos de vista, quizás tantos como personas asistan, pero a mi parecer nos encontramos en un momento que nos obliga a situarnos entre dos aguas. Tanto considero que debemos celebrar que disfrutamos de Gobiernos socialistas, preocupados por las clases medias-bajas, por la igualdad de género, por la estabilidad laboral, etc. Como también creo que debemos aprovechar un día como este para hacer una llamada de atención a quienes tienen responsabilidades políticas para que vigilen el avance de la igualdad, luchen contra la precariedad laboral, contra la siniestralidad que acaba con las vidas de quienes trabajan, etc.
Y por supuesto, consideremos el escenario internacional que lleva a España a una ralentización en el crecimiento económico, o dicho de otra manera, que vamos a frenar dejando de producir empleo y reduciendo el poder adquisitivo. Ante estas situaciones siempre la perjudicada es la clase trabajadora que ve como el empresariado mantiene o aumenta sus beneficios a costa de los derechos y el bienestar del proletariado. En este sentido desde el Gobierno de España se debe encaminar la acción a impulsar las mejoras para los trabajadores en la negociación colectiva, a garantizar la prestación del mayor número de servicios públicos, a controlar la llegada de mano de obra extranjera que en momentos en los que se reduce el empleo pueda desequilibrar el mercado, a proponer ayudas que permitan a las familias afrontar el momento económico con soltura. En definitiva a trabajar por las clases trabajadoras.
Pero también quiero resaltar un elemento sin el cual trabajadores y trabajadoras no podrán reclamar ni derechos ni mejoras en las condiciones laborales, me refiero al cimiento sobre el que se asienta la izquierda trabajadora, es decir, la conciencia de clase y la acción colectiva. El actual modelo social en el que vivimos, con la gran influencia que sobre las personas ha ejercido el modelo estadounidense –inspirado en los valores protestantes-, el individualismo que nos contagia y nos lleva a la pura competitividad dejando de lado la solidaridad, o el sometimiento que existe al imperio de lo superfluo –marcas, dinero, posición…- Todos estos elementos nos llevan a encontrar un colectivo de personas trabajadoras que actúan sin ninguna conciencia de clase salvo en ocasiones aisladas.
Y me pregunto: ¿Cómo podemos esperar mejoras para la clase trabajadora cuando no tiene el poder, que le otorga la acción colectiva, para presionar? ¿Habrá triunfado el capital en su lucha contra el proletariado al conseguir desmovilizarlo e imlantar el individualismo? ¿Estamos en el comienzo del declive social de las clases trabajadoras? ¿Regresamos a los primeros momentos de la industrialización, cuando las jornadas eran interminables, las condiciones laborales pésimas, y los beneficios para quien trabajaba apenas le permitían subsistir?
Elementos para la reflexión, y preguntas para responder que no me gustaría se quedaran sin comentar. Y no puedo finalizar esta entrada sin repetir la famosa frase de Karl Marx:
¡Proletarios del mundo, uníos!
2 comentarios:
Por desgracia, hace bastante tiempo que el capital y la usura se impusieron sobre el trabajador y la economía social.
Y lo más lamentable: el individualismo y el egoísmo "egocéntrico" prevalecen sobre la humanidad, la amistad y la solidaridad.
Pero, aún siendo egoísta, nunca renunciaré a la utopía. Aunque sea desde mi "desierto".
Abrazos. Alfa79
Hola compañero,
Creo recordar que alguna vez has andado por mi blog, al menos yo te tengo linkeado y te escribo para decirte que me he cambiado a http://alaincoloma.BLOGSPOT.com .
Un abrazo.
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