Rusia sigue ocupando el territorio de Georgia en clara violación de los principios del Derecho Internacional y sin un acuerdo en el Consejo de Seguridad de la ONU debido al poder de veto del que disponen tanto Estados Unidos como Rusia. La operación bélica fue bien calculada porque se desarrolla en un momento en el que todas las miradas están puestas en Pekín. Los Juegos Olímpicos son además una cita cuyos principios impiden su implicación más allá del deporte, por ello el olimpismo no solo no ha escuchado las peticiones de Georgia, sino que tampoco las que le llegaban desde España. Porque más allá de posiciones políticas, la petición realizada por el Comité olímpico español era de pura sensibilidad, la muestra de pesar en la villa olímpica con crespones negros entre nuestros deportistas y el izado a media asta de nuestra bandera. Pero aunque el luto no haya sido público en Pekín, si que se ha hecho patente en nuestro país, donde cada cual ha sentido este lamentable accidente como algo muchos más cercano de lo que parece. La conmoción ha sido aquello que definirá este verano en las páginas de historia.
Pero más allá de los grandes titulares periodísticos las personas continuamos con nuestro día a día. Y en este periplo estival he regresado unos días a Granada a volver a encontrarme con el calor que en agosto invade nuestra ciudad. La cita no era obligada, pero si que se ha convertido en todo un placer, porque personalmente lo es para mi ejercer de anfitrión cuando la gente quiere visitar Granada. Cristina y Paco, unos amigos han sido quienes han querido hacer un alto en su camino hacia las Alpujarras para conocer un poco más la ciudad de la Alhambra y para mi mostrarles los rincones que no aparecen en las guías de turismo es un orgullo. Entre los aspectos que me tocará afrontar tras esta visita, el obligado viaje a tierras murcianas, que desde hace tiempo deseo hacer pero que no termina de encontrar su hueco en la agenda por mucho que la gente que conozco en Murcia me insistan. Y en esa visita paradas precisas las que espero hacer en Cieza para compartir unos días con esta pareja, y en Archena donde la invitación empieza a creer Jessi que se me olvido.
Los ratos de paseo con Cristina y Paco no solo han servido para traer a la memoria viejos momentos, para recordar a quienes están muy lejos –como a Cesar, al que esperamos ver pronto-, y para reírnos o sorprendernos con los secretos de Granada. Han sido la oportunidad de conocer Granada en agosto como si fuera un turista, y de descubrir la tranquilidad que se respira pese a las elevadas temperaturas. He visto la ciudad con turistas principalmente, aunque no tantos como en otras épocas del año. La ocasión de visitar lugares que en otros momentos están abarrotados de gente, y que nos han abierto sus puertas para disfrutar tranquilamente.
Espero que la monumentalidad de la arquitectura religiosa plasmada en nuestra Catedral y Capilla Real se haya grabado en sus retinas, o el sentimiento profundo que se respira al recorrer las calles del Albaycín. Que hayan disfrutado con las tapas y las terrazas en las que tomar algo aprovechando los momentos más frescos del día. O que les hayan gustado los locales en los que terminar la noche escuchando buena música. De todas formas estoy seguro que la visita dará pie a su regreso a nuestra ciudad, a la que como siempre invito a las personas que conozco, y por que no, también a quien lea este blog, porque descubrirá Granada.
Pero más allá de los grandes titulares periodísticos las personas continuamos con nuestro día a día. Y en este periplo estival he regresado unos días a Granada a volver a encontrarme con el calor que en agosto invade nuestra ciudad. La cita no era obligada, pero si que se ha convertido en todo un placer, porque personalmente lo es para mi ejercer de anfitrión cuando la gente quiere visitar Granada. Cristina y Paco, unos amigos han sido quienes han querido hacer un alto en su camino hacia las Alpujarras para conocer un poco más la ciudad de la Alhambra y para mi mostrarles los rincones que no aparecen en las guías de turismo es un orgullo. Entre los aspectos que me tocará afrontar tras esta visita, el obligado viaje a tierras murcianas, que desde hace tiempo deseo hacer pero que no termina de encontrar su hueco en la agenda por mucho que la gente que conozco en Murcia me insistan. Y en esa visita paradas precisas las que espero hacer en Cieza para compartir unos días con esta pareja, y en Archena donde la invitación empieza a creer Jessi que se me olvido.
Los ratos de paseo con Cristina y Paco no solo han servido para traer a la memoria viejos momentos, para recordar a quienes están muy lejos –como a Cesar, al que esperamos ver pronto-, y para reírnos o sorprendernos con los secretos de Granada. Han sido la oportunidad de conocer Granada en agosto como si fuera un turista, y de descubrir la tranquilidad que se respira pese a las elevadas temperaturas. He visto la ciudad con turistas principalmente, aunque no tantos como en otras épocas del año. La ocasión de visitar lugares que en otros momentos están abarrotados de gente, y que nos han abierto sus puertas para disfrutar tranquilamente.
Espero que la monumentalidad de la arquitectura religiosa plasmada en nuestra Catedral y Capilla Real se haya grabado en sus retinas, o el sentimiento profundo que se respira al recorrer las calles del Albaycín. Que hayan disfrutado con las tapas y las terrazas en las que tomar algo aprovechando los momentos más frescos del día. O que les hayan gustado los locales en los que terminar la noche escuchando buena música. De todas formas estoy seguro que la visita dará pie a su regreso a nuestra ciudad, a la que como siempre invito a las personas que conozco, y por que no, también a quien lea este blog, porque descubrirá Granada.
2 comentarios:
Javier, me siento plenamente identificada con tus palabras, puesto que soy la "guía" no oficial de Granada para mis amigos y amigos de mis amigos. Lo bueno que tenemos los autóctonos es que tenemos un lugar a dónde ir para segun que cosa queramos hacer. Y los turistas van como borregos (y digo esto porque yo también soy turista fuera de Granada y es lo que hago). Alucinados se quedan con mi forma de ver y vivir Granada! ¡ Viva el te pakistaní ! por cierto... ahora estoy "intentando" aprender árabe... paranoyas mías... Bueno Javier, que últimamente nos vemos sólo en las paradas de los autobuses, otro día quedamos en un lugar más sombrío... ya hablamos otro día y ale, que seas feliz...
Ainssss!! ke wapa que está mi paisanaaaaaa!! que cerkita vivimos y que poco nos vemos!!
jejej sé que tienes presente la invitación,ahora falta que vengas!! SO PERRO ATAREADO! de mayor sera un hombre sin pelo!! jajajajaj
NO me hagas caso que las horas que son me afectan. Un saludete!
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