De Goles y Ladrillos

A lo largo de los últimos días hemos vivido en Granada todo un ejemplo de lo que supone situar los intereses particulares muy por encima del interés general. Desde el Ayuntamiento se están gestionando instalaciones públicas con el único criterio de favorecer a determinadas constructoras y en perjuicio de la ciudadanía.

La situación futbolística en Granada nos ha llevado a tener tres equipos, aunque ninguno especialmente relevante en el panorama nacional. En primer lugar, el Granada CF, equipo de larga trayectoria y ningún trofeo, y que actualmente juega en 2ª B. Fue adquirido por la familia Sanz (la misma que del Real Madrid, Málaga…) en una impresionante operación urbanística –compró el equipo económicamente hundido a cambio de los terrenos del estadio para construir-. El segundo equipo es el Atlético Granada, éste fue creado hace un par de años por un grupo empresarial granadino y juega en 3ª.

Y el tercero, y protagonista de toda esta historia, es el Granada 74. Este equipo nació en La Chana para después trasladarse a la ciudad deportiva de Almanjayar. Es el equipo con más filiales en distintas categorías y con una cantera de la que han salido jugadores para otros equipos nacionales. En la actualidad juega en 3ª, aunque su presidente, Carlos Marsá, ha comprado la plaza del Ciudad de Murcia, permitiendo que pueda jugar en 2ª A la próxima temporada.

De este modo todo sería fácil de encajar. Tres equipos, uno en 2ª A, otro en 2ª B, y otro en 3ª. Y también sería lógico, que en el nuevo estadio Los Carmenes, propiedad del ayuntamiento granadino, jugaran sino los tres, si los de mayor categoría. Pues tan caciquil puede llegar a ser la actitud de nuestro alcalde como para que perdamos la oportunidad de ver fútbol profesional, autentico espectáculo, porque los compromisos del regidor municipal con determinados ladrones impiden que el Granada 74 pueda jugar en dicho estadio.

Hoy era el último día para que el Granada 74 pudiera notificar a la LFP cual sería su estadio para la próxima temporada. Y en Granada los intereses privados, la especulación por parte del alcalde y sus secuaces, y el ninguneo a la ciudadanía han triunfado. Para el Partido Popular son más importantes los ladrillos que los votos, y mientras tanto Granada es la única perjudicada.